Yo también quiero escribir algo por Maradona
Mi sentimiento sobre Maradona no estaba atravesado por reflexiones teóricas. En su cumpleaños número 60, simplemente vi la fecha y escribí que era un grande. No pensé en por qué, su nombre me evocaba eso, era automático sentirlo cerquita, propio, gigante. Pero, cuando mis compas me empezaron a preguntar cosas, a cuestionar la imagen del Diego, entonces, tuve que empezar a reflexionar. No hay nada más molesto que tener pensar el sentimiento, abrirlo, mirarlo desde adentro intentando comprender lo que segundos antes era inherente. Empecé a ubicar a Maradona en mi vida. ¿Cuándo apareció? No lo recuerdo, creo que en la infancia. ¿Estuvo ahí siempre? Sí, claro. En mi adolescencia -con Calamaro, con Manu Chao, con Ataque 77- seguí escuchando su nombre y yo lo daba por hecho. Por ídolo siempre. Después, con el ascenso del progresismo en América Latina, y con mis convicciones políticas claras, volvió a estar Diego Maradona ahí. Reafirmando mis amores y yo seguía pensando que él siempre estaba,