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Mostrando entradas de 2020

Yo también quiero escribir algo por Maradona

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Mi sentimiento sobre Maradona no estaba atravesado por reflexiones teóricas. En su cumpleaños número 60, simplemente vi la fecha y escribí que era un grande. No pensé en por qué, su nombre me evocaba eso, era automático sentirlo cerquita, propio, gigante. Pero, cuando mis compas me empezaron a preguntar cosas, a cuestionar la imagen del Diego, entonces, tuve que empezar a reflexionar. No hay nada más molesto que tener pensar el sentimiento, abrirlo, mirarlo desde adentro intentando comprender lo que segundos antes era inherente. Empecé a ubicar a Maradona en mi vida. ¿Cuándo apareció? No lo recuerdo, creo que en la infancia. ¿Estuvo ahí siempre? Sí, claro. En mi adolescencia -con Calamaro, con Manu Chao, con Ataque 77- seguí escuchando su nombre y yo lo daba por hecho. Por ídolo siempre. Después, con el ascenso del progresismo en América Latina, y con mis convicciones políticas claras, volvió a estar Diego Maradona ahí. Reafirmando mis amores y yo seguía pensando que él siempre estaba,

El aleteo de las mariposas

"Presiento que tras la noche, vendrá la noche más larga" La vida es siempre sabia. Con cuánta sutileza se nos acerca y nos deja un mensaje que nosotros, ansiosos y ciegos ante el mundo, ignoramos y pasamos por alto los avisos gigantes; como cuando se camina por una calle buscando insistentemente un lugar que tiene la valla más grande, es eso: un afán de verlo todo que nos impide percatarnos de aquello que siempre estuvo ante nuestros ojos.  Hoy me di cuenta de cosas que no había reflexionado antes y escuché, en la voz de un joven, palabras que nunca pensé que pequeños actos habían suscitado. Recibí regalos tallados en piedras de ríos milenarios que han nutrido la tierra que amo, la que defiendo, la que camino. También mensajes que cruzaron el mundo para llegar hasta mí y hacerme saber de la dulzura. Palabras que se convierten en hechos cuando ves la sinceridad en los ojos de quien ansioso las deja salir atropelladamente como si de un poema aprendido de memoria se tratara, cla

¿Y eso qué es?: glotopolítica y panhispanismo

En las charlas, normalmente atravesadas por un par de polas, en las que hablábamos de qué hacíamos en la vida, yo estaba acostumbrada a ser el foco de todas las miradas, incluso las de los más distraídos, cuando decía que estudiaba filología hispánica. ¿Filosofía? No, filología. “Parce y… ¿eso qué es?” Dependiendo del nivel de alcohol y de la fluidez de la conversación yo tenía dos respuestas posibles: 1) es como español o 2) es el estudio de los pueblos a través de sus textos, tiene tres líneas que se entrecruzan: historia, literatura y lingüística. En esos momentos, la pregunta que me hubiera gustado responder era ¿Por qué había elegido la filología? Había elegido esa carrera en un intento por comprender cuál era la relación entre el lenguaje y el mundo. Luego de muchas lecturas, y después de finalizado el pregrado, había encontrado una perspectiva que me ayudaba a ver los textos desde un ángulo menos estructural y más cercano a las prácticas sociales ­–como lo plantea Arnoux (2006

Gustavo Marulanda: 21 años desde su asesinato

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No terminaba de morirse el siglo XX cuando dos sicarios asesinaron a Gustavo Marulanda a las afueras de la Universidad de Antioquia.  Su nombre se ha diluido en la historia, la memoria es algo que los pueblos aún no terminamos de consolidar y el movimiento estudiantil es efímero, por lo que quienes conocieron a Gustavo hace ya mucho tiempo que dejaron las aulas y con ellos se fueron las historias, las anécdotas y otros recuerdos que permitían pensar en Gustavo Marulanda no como una figura abstracta, sino como un estudiante de filosofía, como un líder, como una persona que se reía, que se equivocaba y que luchaba apasionadamente por otra propuesta de país en el que se respetaran los derechos y se mejoraran las condiciones de vida de la población.  Marulo, como le decían, estudió en el Marco Fidel Suárez y ya desde sus años en la secundaria se había posicionado como un líder estudiantil aguerrido. Al llegar a la Universidad encontró en ella un espacio de debate, de confluencia de voces q

Carta al vacío

Para el Iconoclasta. Los últimos días te he estado pensando. Escribí "te" aunque sé que se siente incómodo cuando lo tuteo. Pero es que, de cierta forma, ese "tú" me permite sentirlo cerca a pesar de la ausencia.

Un hombre

"La fría espada se forja con metal caliente" Hölderlin Soñé con él. No pasaba hace años, en la vigilia casi ni recordaba su nombre, pero aquella noche lluviosa de mayo soñé con él. Me desperté con la imagen nítida de sus lentes algo opacos, de sus manos temblorosas, del humo del cigarrillo que, constantemente, emanaba por su boca.  Sí, fumaba mucho, demasiado. Cuando iba llegando al filtro, sacaba otro cigarrillo de la cajetilla, lo ponía en su boca y lo encendía con la última llama del que se estaba acabando. Era una acción automática, sus movimientos que solían ser inseguros no mostraban ningún titubeo en aquel gesto que se repetía hasta el final de la caja o de las dos cajas, dependiendo de en qué época del mes estuviéramos. Es que había momentos difíciles a veces, en los que escaseaba todo en la casa.