Carta al vacío
Para el Iconoclasta.
He buscado huellas suyas, algún rastro que me guíe hacia donde se encuentra ahora... todo ha sido en vano.
Quizá, como siempre lo deseó, desapareció en medio de la urbe, se convirtió en el nadie que deseaba o en la nada añorada.
Varias cosas lo evocan: las cumbias, el desastre y la melancolía.
He estado escuchando canciones, de esas que aparecían en las madrugadas en las que sentíamos que el mundo se deshacía y nosotros con él. Ya sé, me dirá que no lo incluya en mis sentimientos, que no crea que lo entiendo, que estamos distantes. Otra vez yo jugando a traerlo por medio de la gramática. El "nosotros" me recuerda que compartimos, que estuvimos, en algún momento y espacio, juntos.
De fondo suena Feelings de Folie a Trois.
No me concentro en esta carta. Es la nada, es el cansancio, es la incomprensión, es la madrugada, es la lejanía, es el tiempo, es el espacio, es la vida que se niega a ser muerte, pero que se mantiene en la agonía.
No soporto, cambio de música: Samurai.
La tristeza era el aura que lo envolvía siempre. Ahora, hablo de usted en pasado, porque no hay un presente posible, porque no lo encuentro en él a pesar de mis búsquedas, porque no lo hallo, porque no está. Me recuerda esa reflexión de la filosofía de "si un árbol cae en el medio de un bosque y nadie lo oye ¿hace algún sonido?"... si usted respira en algún lado, pero nadie lo percibe ¿existe? Bueno, está bien, le acepto que es una reflexión egoísta, pero es que está inspirada por el anhelo. De pronto, como muchas otras cosas en mi vida, es solo un capricho de saber, de saber por saber, de poseer, de retener... Sí, ahora estoy segura, es eso.
Me alegro de no saber, de no poseer y de desear a quien está ausente. No, no es deseo sexual. Solo deseo de una voz sincera en este mundo de apariencias, sí, es eso.
Termino esta carta, que no tiene estructura alguna, con Andy Joint como banda sonora.
Comentarios
Publicar un comentario