Nostalgia

A veces sucumbía a la tentación de buscar su rostro entre la gente, detallaba las multitudes intentando encontrar rasgos familiares en cada una de las personas que esperaban el bus, bailaban en las fiestas o caminaban por las calles. Decía su nombre entre dientes, conjurándolo, pero era en vano, entonces proseguía su camino reiterándose lo absurdo de querer verlo, lo absurdo de buscarlo cuando ella sabía que ese mundo ya estaba lejos: habría que cruzar ríos, montañas y unos cuantos meses para poder volver y era ella quien se había ido, ella quien se había retirado para retornar a donde se hallaba ahora, buscando lo que antes había querido dejar.

Extraña es la naturaleza humana porque se alimenta de anhelos, pero al momento de alcanzarlos sólo encuentra un nuevo deseo y el primero pierde allí su sentido. Ella lo sabía, había viajado a ese mundo buscando algo nuevo, experiencias que la dejaran sin aliento y las había encontrado -en todos los sentidos-, pero eso no la satisfizo y estando allí deseaba volver, como si de repente hubiera olvidado los terribles momentos que había querido dejar atrás al partir. 

Finalmente, había regresado. Se dejó tentar por los recuerdos alegres que había ido creando y fortaleciendo con su nostalgia; cuando volvió, el mundo chocó con su imaginación y se encontró de nuevo sola y desubicada. 

Había días en los que despertaba sin la certeza de saber dónde estaba. Tenía que mirarse al espejo, abrir la ventana e ir observando su alrededor con la lentitud propia de la mañana para percatarse del lugar e incluso del tiempo en el que se encontraba, poco a poco se situaba en el mundo y empezaba la desilusión porque sabía que lo necesitaba, su cara le infundiría la seguridad para dar cada paso y era por eso que lo buscaba e intentaba ver en los otros sus actitudes, en los libros sus palabras y en las flores sus olores. Se arrepentía mucho de no haber podido decírselo en esa época, de no haber sabido decirle que lo amaba, que le encantaba cada gesto suyo hacia ella y que estaba feliz de ser su hermana. Ahora era tarde y sólo quedaba el silencio, el deseo y el vacío. Ella se había ido y él ahora era otro. 

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