¡Ya supérenlo!: Ayotzinapa y las masacres estatales en América Latina.
La historia de América Latina ha
sido una historia atravesada por ríos de sangre. Ya Eduardo Galeano en su libro
Las Venas Abiertas de América Latina
muestra la expropiación de las riquezas naturales por parte de capitales
extranjeros que han subyugado y explotado a los pueblos de nuestro continente.
Aunado a esto, el siglo XX estuvo colmado de dictaduras militares como la de
Batista, Somosa, Trujillo, Pinochet, Videla y muchos otros que gobernaron con
el terror y la fuerza asesinando, desapareciendo y acallando millones de voces
libertarias que reivindicaban la autonomía y la independencia de las jóvenes
naciones.
En la actualidad, el panorama no
ha variado mucho: si bien las dictaduras militares han quedado atrás, los
gobiernos rancios que continúan con la imposición, la manipulación y el terror
son el pan diario en muchos de los países latinoamericanos. En este sentido,
Ayotzinapa es el caso que ha visibilizado la problemática de desaparición
forzosa, detención extrajudicial y eliminación de sujetos críticos como
política de los gobiernos de derecha en el continente.
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| Extraída de: http://laprensa.peru.com/actualidad/noticia-iguala-ayotzinapa-poema-normalistas-desaparecidos-34833 |
En primer lugar, es
necesario hacer un breve recuento de los
hechos: Ayotzinapa es una población rural de Iguala, ubicada en el estado de
Guerrero en México; en este lugar hay una Normal Rural donde los jóvenes de
varias generaciones se han formado para ayudar al desarrollo de su comunidad a
través de la educación, pero el gobierno actual ha recortado los recursos que
se destinaban a este tipo de escuelas y es por esto que los jóvenes estudiantes
deciden organizarse. A una de estas organizaciones pertenecían los 43 jóvenes
que se dirigían hacia Iguala a el 26 de septiembre del 2014. Durante este viaje
son detenidos los buses en los que se transportaban y los estudiantes son
abaleados dejando algunos muertos y otros heridos, los restantes son
secuestrados y están desaparecidos hasta ahora.
Más allá de la cifra abrumadora
de 43 jóvenes que desaparecen sin dejar rastro alguno, hay una problemática de
eliminación sistemática de todo aquel que se oponga a las políticas implementadas
por el gobierno de turno. Esta problemática es transversal en América Latina:
Rodolfo Walsh en Argentina, Víctor Jara en Chile, Jaime Garzón en Colombia, por
nombrar sólo unos pocos de los pensadores que han sido exterminados por los
distintos estados de América Latina.
"Quien esto lea debe saber también
Que a pesar de todo
Que a pesar de todo
Los muertos no se han ido
Ni los han hecho desaparecer"
D. Huerta
Esta situación hace parte de la
vida de todos los latinoamericanos y es así cómo ha influidos en sus letras.
Han sido muchos los escritores que se han pronunciado en contra de estos regímenes,
y de estos hechos que hirieron profundamente a los países: cuando desaparecieron
a los estudiantes secundarios de La Plata, Argentina este hecho quedó plasmado
en la investigación de María Seoane y Héctor Ruíz Núñez titulada La Noche de los lápices, las masacres y
la tiranía de Trujillo las relató Vargas Llosa en su Fiesta del Chivo y García
Márquez hizo lo propio con la inmersión de la United Fruit Company y su masacre
en las bananeras, Benedetti y Neruda en innumerables poemas manifestaron su
desencanto e indignación frente a las
dictaduras. Ahora, con el caso de Ayotzinapa, la reacción de los escritores
mexicanos no se ha hecho esperar, han sido varios los poetas que han utilizado
su pluma no sólo para denunciar el hecho sino también para que sus palabras
sirvan como desahogo a una sociedad impotente e indignada ante esta nueva
arremetida estatal contra su juventud, contra sus campos y contra su pueblo.
Los genocidios como el de la
Unión Patriótica en Colombia y el de Ayotzinapa en México se inmortalizan en
textos como El Eskimal y la Mariposa y
los poemas que fijan el dolor que causa esta masacre, que individualiza a sus
víctimas y por esto mismo las acerca a la realidad de quien los lee. Tanto
David Huerta como María Baranda, son dos de los poetas mexicanos que se han
manifestado frente a este hecho. En sus poemas titulados Ayotzinapa y Cada uno:
Ayotzinapa denuncian este crimen y además lo fijan en el tiempo para que no se
pierda, para que no se olvide. Algo similar, sucedió en México cuando se dio la
masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968 cuando poetas como Jaime Sabines
y Rosario Castellanos escribieron poemas que inmortalizaron este hecho.
Finalmente, se puede afirmar que
el terrorismo de estado es una realidad que se ha convertido en parte integral
de las letras latinoamericanas, las cuales han fijado las numerosas masacres de
los pueblos permitiéndoles a las comunidades la memoria y su reconstrucción
histórica. Lo cual fomenta la conciencia de los pueblos y sus ideas de libertad
y justicia, que les reclaman a los gobiernos asesinos “¡Ya supérenlo!, permitan
el avance de nuestras naciones”.

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